ISSN electrónico: 1885-5210
DOI: https://doi.org/10.14201/rmc.31207

PARACELSO Y LA MEDICINA DEL RENACIMIENTO EN EL CINE

Paracelsus and the Medicine of the Renaissance in the Cinema

María Silvia D’OTTAVIO-CALLEGARI1; Alberto Enrique D’OTTAVIO-CATTANI2; María Eugenia D’OTTAVIO-CALLEGARI3

1 Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, Rosario, Santa Fe (Argentina).
2 Facultad de Ciencias Médicas y Consejo de Investigaciones, Universidad Nacional de Rosario, Rosario, Santa Fe (Argentina).
3 Universidad del Gran Rosario, Rosario, Santa Fe (Argentina).

Autor para correspondencia: Alberto Enrique D’Ottavio Cattani

Correo electrónico: aedottavio@hotmail.com

Recibido: 10 de febrero de 2023
Aceptado: 23 de marzo de 2023

Resumen

La breve, azarosa y fructífera vida de Paracelso, médico del siglo XVI, motivó en 1943, aproximadamente 400 años después de su muerte, a un film homenaje alemán que rescató un fragmento de su existencia. El rodaje y estreno se realizó en plena segunda guerra mundial y fue controlado rigurosamente por el nazismo. Esto produjo determinadas polémicas, aún vigentes, relacionadas con su director. Este trabajo intenta dar cuenta de ambos hechos.

Palabras clave: Paracelso; medicina; Renacimiento; cine.

Abstract

The brief, eventful and fruitful life of Paracelsus, a 16th century doctor, motivated a German tribute film in 1943, approximately 400 years after his death that rescued a fragment of his existence. The filming and premiere took place during the Second World War and was rigorously controlled by the Nazis. This produced certain controversies, still in force, related to its director. This paper intends to portrait both facts.

Keywords: Paracelso; medicine; Renaissance; cinema.

Una vida breve, azarosa y fructífera

Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim o Paracelso nació en una casa contigua al llamado Puente del Diablo en Egg an der Sihl, villa vecina a Einsiedein, Suiza, el 10 de noviembre de 1493 (Foto 1).

Foto 1. Retrato de Paracelso, Jan van Scorel, óleo sobre lienzo, 1550. Tomado de https://artemedicina.art.blog/2021/01/29/retrato-de-paracelso/

Su padre Wilhelm, descendiente ilegítimo del noble suabo Georg Bombast von Hohenheim, fue químico, médico y comandante de la Orden de San Juan en Rohrdorf.

Respecto de su madre, se la supone nativa de la región de Einsiedeln, ya que Paracelso supo aludir a ella empleando el término Eremita como parte de su nombre y que Einsiedeln significa ermita1, 2.

Tras la muerte de su esposa, Wilhelm trabajó como médico en otra localidad y educó a su hijo en botánica, medicina, mineralogía, minería y filosofía natural.

Asimismo, Paracelso fue formado humanística y teológicamente por los sacerdotes de la escuela del convento de la Abadía de San Pablo en Lavanttal.

En 1509, inició estudios médicos en la Universidad de Basilea para finalmente titularse en la Universidad de Ferrara hacia 1515 aproximadamente, tras cumplir estudios informales. Allí habría conocido al célebre médico italiano Niccolò da Lonigo o Leoniceno (citado en el filme como quien respaldó su título).

Entre 1517 y 1524 viajó por Italia, Francia, España, Portugal, Inglaterra, Alemania, Escandinavia, Polonia, Rusia, Hungría, Croacia, Grecia y posiblemente Egipto. Durante esa travesía se alistó como cirujano del ejército y participó en distintas guerras para finalmente regresar en 15241, 2.

Ejerció como médico en Salzburgo entre ese año y 1527, completando en este período Elf Traktat y Volumen medicinae Paramirum, en los que describió once enfermedades comunes y su tratamiento, así como sus primeros principios médicos1, 2.

En 1526, curó al impresor Johann Froben en Basilea, centro del humanismo renacentista, y conoció allí a Erasmo de Rotterdam con quien mantuvo diálogo epistolar sobre temas médicos y teológicos1, 2.

Más aún, este humanista le solicitó auxilio profesional cuando ya era médico de la ciudad y profesor de Medicina de su Universidad.

Las conferencias universitarias las impartía en alemán, y no en latín, para que llegaran a todos.

De personalidad desafiante y lenguaje poco diplomático tuvo actitudes como la quema pública de copias de Galeno y del Canon de Medicina de Avicena en rechazo a la medicina tradicional, y dichos como «si la enfermedad pone a prueba todo nuestro esplendor, título, anillo y nombre serán de gran ayuda como la cola de un caballo» ridiculizando a quienes priorizaban títulos sobre práctica y «los pacientes son tu libro de texto y el lecho del enfermo, tu estudio» oponiéndose a barberos-cirujanos, alquimistas, boticarios y otros sin formación académica1, 2.

En 1528, emigró de Basilea hacia Alsacia amenazado por una demanda imposible de afrontar para trasladarse, después, a Colmar, Esslingen y Nuremberg en 1529, donde fue excluido de la práctica profesional por sus colegas enterados ya de las antedichas conductas1, 2.

Este año empleó por primera vez el seudónimo Paracelso1 en la publicación de una Práctica político-astrológico en Nuremberg. De allí que se estime que se valía de él para obras no médicas y que reservaba Theophrastus von Hohenheim para publicaciones médicas1, 2.

Desdeñado en Nuremberg, viajó a Beratzhausen donde completó su obra sobre filosofía médica: Paragranum en 1530, trasladándose, con posterioridad, a St. Gall, donde finalizó su Opus Paramirum en 1531. En éste propuso combinar en los medicamentos a la tria prima: azufre (combustible), mercurio (fluido y cambiante) y sal (sólido y permanente) pues, según él, los síntomas en cada enfermedad dependían de cuál de los tres causaba la afección. Además, sostenía que la sal representaba el cuerpo; el mercurio, el espíritu (la imaginación, el juicio moral y las facultades mentales superiores) y el azufre, el alma (las emociones y los deseos)1, 2.

Tras una estancia en tierra de Appenzell, en la que se desempeñó como predicador laico y sanador entre el campesinado, recaló en Innsbruck, donde nuevamente se le prohibió practicar.

Vivió en distintas localidades entre 1534 y 1536, año cuando usó primeramente Doctor Paracelsus en una obra médica precursora de la antisepsia Die Grosse Wundartznei, impresa en Ulm, Augsburgo y Frankfurt. Allí apoyaba mantener las heridas limpias apostillando: «Si evitas la infección, la naturaleza curará la herida por sí misma».

En 1537 culminó su Astronomia magna o Philosophia sagax, tratado sobre hermetismo, astrología, adivinación, teología y demonología publicado recién en 1571 y que dio pábulo a su fama de profeta.

Sus obras (unas diez entre 1526 y 1536 y cerca de treinta más póstumas entre 1549 y 1620) fueron reimpresas con frecuencia y leídas pródigamente entre fines del siglo XVI e inicios del XVII.

Manifestó afinidad con las filosofías hermética, neoplatónica y pitagórica del Renacimiento, creía que ciencia y religión eran inseparables, que los descubrimientos científicos eran mensajes directos de Dios y que el propósito científico era aprender más sobre el mundo que nos rodea, buscar signos celestiales y comprender potencialmente la naturaleza de Dios.

Valoró a la Medicina como misión divina y estimuló a sus practicantes a superarse en lo personal, a ser humildes y a estudiar filosofía para obtener nuevas experiencias. Fue de los primeros profesores de medicina en fomentar en aquellos un sólido conocimiento en ciencias naturales, particularmente en química, siendo pionero en la utilización de productos químicos y de minerales como terapéutica.

Inventó la terapia química y el análisis químico de orina, sugirió una teoría bioquímica de la digestión (retención de lo útil y eliminación excrementicia de lo inútil), bautizó, probablemente, como zincum al zinc basándose en la apariencia de sus cristales tras la fundición (zinke es puntiagudo en alemán) y elaboró el láudano, acuñando el término, mezclando opio con otras sustancias como beleño (Hyoscyamus), almizcle y ámbar.

De resultas de su idea hermética acerca de la armonía entre macrocosmos (naturaleza) y microcosmos (ser humano) hacía depender de ella la salud y la enfermedad.

Estudió las afecciones de los mineros y las rotuló como producidas por el trabajo, ponderó los poderes curativos de los manantiales minerales alpinos, defendió el valor del ayuno y sostuvo que «no debe haber ningún cirujano que no sea también médico» y que «únicamente un hombre virtuoso puede ser buen médico».

Sostuvo que, para curar una enfermedad de cierta intensidad, debía administrarse una sustancia de naturaleza similar (principio de similitud) pero de intensidad opuesta (principio de contrariedad) y que la dosis determinaba que una cosa fuera o no un veneno1, 2.

Solicitó trato humano para los enfermos mentales a quienes caracterizaba como «hermanos» atrapados en una enfermedad tratable y no, poseídos por espíritus malignos. Además, desde determinada perspectiva, visualizó lo que hoy se denominan afecciones psicosomáticas.

A su vez, los historiadores de la sífilis le atribuyen el reconocimiento de su carácter hereditario, de que se la podía contraer por contacto y tratar con dosis cuidadosamente medidas de mercurio.

Sus aportes médicos fueron reconocidos universalmente con una farmacopea de 1618 del Royal College of Physicians de Londres que incluye remedios paracelsianos.

Paracelso murió el 24 de septiembre de 1541 en Salzburgo, donde se piensa que residía por probable invitación de Ernesto de Baviera.

Inhumado en el cementerio de San Sebastián, sus restos fueron reubicados dentro de la iglesia de San Sebastián en 1752.

Ficha técnica

Título: Paracelsus.

País: Alemania.

Año: 1943.

Director: George Wilhelm Pabst.

Guión: Kurt Heuser.

Música: Herbert Windt.

Fotografía: Bruno Stephan.

Montaje: Lena Neumann.

Intérpretes: Werner Kraus (Paracelsus), Franz Schafheitlin (Erasmo de Rotterdam), Fritz Rasp (Magister), Harry Langewisch (Pfefferkorn), Annelies Reinhold (Renata Pfefferkorn), Mathias Wieman (Ulrich von Hutten), Rudolf Brumner (Froben), Peter Martin Urtel (Johannes), Harald Kreutzberg (Fliegenbein).

Color: blanco y negro.

Duración: 104 minutos.

Género: drama, biográfico, siglo XVI, medicina.

Idioma: alemán.

Sinopsis: «En Basilea, Theophrastus Bombastus von Hohenheim, conocido comúnmente como Paracelso, para combatir una plaga y mejorar la medicina, lucha contra ideas médicas anticuadas y contra comerciantes codiciosos. Cuando es nombrado médico jefe de Basilea, ordena cerrar las puertas de la ciudad contra la peste. Las autoridades no aprueban sus métodos de sanación y tratan de detenerlo...» (FILMAFFINITY)

Compañías productoras: Bavaria Film, Bavaria-Filmkunst.

Enlaces:

https://www.filmaffinity.com/es/film141896.html

https://www.imdb.com/title/tt0036249/

Película (VOSE):

https://www.youtube.com/watch?v=Dksnrnp4Seg (consultado el 10 de febrero de 2023)

La película

Paracelso salva de una amputación innecesaria al impresor Froben lo que exalta a los médicos tradicionales que sólo esperan un pretexto para obligarlo a abandonar Basilea.

Además, se lo observa defendiendo la práctica médica según sus convicciones innovadoras que chocan con lo habitual, así como exponiendo y publicando en alemán, lengua despreciada como propia del campesinado, en lugar de latín académico.

Eso aumenta la atracción de los alumnos y exacerba el rechazo de los defensores del stato quo medicinal.

El éxito de su enfoque observacional y experiencial de la Medicina llevan al joven Johannes a ser su asistente.

En ese contexto, la peste bubónica se acerca a la ciudad. Paracelso solicita cerrar a cal y canto sus puertas, aunque el comerciante Pfefferkorn antepone sus intereses económicos y viola la disposición en propio beneficio.

Esto permite el ingreso del malabarista Fliegenbein, una suerte de juglar, que portador lamentablemente de la peste, es atendido y curado por Paracelso.

La epidemia finaliza. Intercalada y con posterioridad a esta secuencia, acceden a la ciudad y egresan de ella, respectivamente, fanáticos flagelantes cuya sangre se creía que tenía poder sanador desde la Edad Media.

En paralelo, Pfefferkorn intenta casar con un noble a su hija Renata, quien ama a Johannes, pero su plan fracasa.

Renata, por su parte, desea aprender química con Paracelso y estimula a Johannes para que estudie Medicina.

Es entonces cuando arriba el caballero Ulrich Von Hutten al laboratorio del médico, afectado por una enfermedad que lo atormenta. Es morbus gallicus o sífilis ya incurable para administrarle mercurio en dosis justas. El noble acepta su fatal destino y parte.

Cartel original

Mientras tanto, las autoridades de la ciudad le impiden imprimir en alemán una de sus obras y el Rectorado, pese a permitir sus clases, les quita su potestad acreditadora para el alumnado. Los estudiantes lo abandonan.

En ausencia del médico, vienen a por él con urgencia pues Froben agoniza.

Johannes, que siempre ha querido saber sobre el elixir de la vida que elabora su maestro y cuya fórmula ha copiado, prepara una dosis y corre presto donde el impresor. Le hace beber la pócima en nombre de Paracelso y el enfermo, que parece recuperarse milagrosamente, termina por morir ante la mirada condenadora de los académicos presentes.

Paracelso, advertido por Renata, llega tarde y es atacado por estos al grito de ¡asesino! Pese a vociferar que falleció de apoplejía y no, envenenado, es agredido con invectivas y empujado.

Perseguido, huye de Basilea con el auxilio de Fliegenbein, quien salda su deuda; de Johannes, que se redime de su ambicioso error, y de Renata, que usa dinero de su padre para la distracción urdida por todos ellos.

Ya lejos y restaurado su laboratorio, un noble en nombre del Emperador lo invita a desplazarse hacia la corte en Innsbruck para que allí se le brinde poder, gloria y honor. Paracelso lo toma del brazo y lo conduce hacia la puerta de salida.

Afuera hay decenas de hombres, mujeres y niños en carromatos aguardando.

—La gente me necesita. Ellos claman por mí. No al Emperador sino a la gente tengo que servir —exclama mirándolos compasivamente con una semisonrisa en su rostro.

Una dirección polémica

George Wilheim Pabst (Foto 2), director de cine nacido en 1885 en Raudnitz, Bohemia (Imperio Austro-Húngaro), fue atrapado mientras visitaba a su madre en Francia al declararse la Segunda Guerra Mundial en 1939, y obligado a regresar a la Alemania nazi.

Foto 2. George-Pabst, director de la película Paracelsus. Tomado de https://www.elcohetealaluna.com/la-danza-de-la-muerte/

Bajo los auspicios del ministro de propaganda, Josef Goebbels, Pabst realizó allí dos filmes: The Comedians (1941) y Paracelsus (1943).

Precedido de una sólida trayectoria en EEUU, Viena y Francia, Paracelsus fue la vigésima quinta película que rodó.

Considerada una obra menor por la crítica resultó polémica para él ya que, si bien Pabst no filmó propagandas nazis, fue controlado por Goebbels durante la filmación.

Empero, no falta quien ve en el personaje de Fliegenbein una caricatura del Führer.

Excediendo que al final de su vida testimonió en algunos filmes el desastre colectivo causado por el nazismo, muchos le reprocharon su retorno a Alemania que él rebatió argumentando no sólo que había sido forzado a ello, sino que, a la par, le sirvió para cuidar a su padre y a su padre político3.

Referencias

1. Pagel W. Paracelsus; an Introduction to Philosophical Medicine in the Era of the Renaissance. Basel: Karger; 1958.

2. Riviere P. Paracelso. Barcelona: Editorial De Vecchi; 2001.

3. Kracauer S. De Caligaris a Hitler. Una historia psicológica del cine alemán. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica; 1985.

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1 Tal seudónimo es interpretado como latinización de Hohen en alemán y relacionado con Celsus en latín que significan alto o intención de superar a Aulio Cornelio Celsus, erudito romano del siglo I, respectivamente. Se debate si fue obra de él que se oponía a las latinizaciones o de sus amigos.